Mis 90 días de gratitud | Día 21: 7 razones por las que me amo a mí misma
7 razones por las que me amo a mí misma
Esta es la entrada de diario más difícil de estos días. Me hizo preguntarme: ¿realmente me amo? ¿Qué tanto? La respuesta de fondo me hace cuestionarme, me obliga a mirar con honestidad. Me hace darme cuenta de lo mucho que aún me queda por trabajar el amor hacia mí misma.
Cuando el amor propio es un trabajo en progreso
Mi esposo intentó ayudarme dándome su versión de por qué yo debería amarme. Y me pregunto si eso alcanzará, si el amor propio puede venir desde afuera o si necesariamente debe construirse desde dentro.
Es posible que el conocimiento que tengo sobre mis sombras y oscuridades enloden las buenas razones que puedan existir para amarme. Pero, ¿acaso no tenemos todos estas sombras y oscuridades? En todo caso, la virtud vendría de reconocerlas, trabajarlas para moldearlas, transformarlas o darles vías de escape para que no nos devoren por completo.
Las razones que encontré
Dado que tengo esta conciencia sobre qué puedo hacer con mi maldad escudriñada e identificada, bien pudiera sentirme aliviada, darme una palmadita en la espalda y decir: "Venga, aquí están las razones..."
1. Tengo la virtud de mirar hacia adentro. No huyo de mí misma, no evito lo incómodo. Me atrevo a ver lo que hay, aunque duela.
2. Esta virtud me permite recapacitar ante los errores. No me quedo atrapada en la negación ni en la justificación. Reconozco cuando me equivoco.
3. Esto a su vez me permite tener compasión por las personas. Entender mis propias fallas me hace más tolerante con las fallas ajenas.
4. Lo que me lleva a preocuparme por la gente a mi alrededor y tratar de que estén bien. Mi empatía no es teórica, se traduce en acciones concretas.
5. Por esto trabajo constantemente en mi carácter. No me conformo con ser "así nomás". Busco mejorar, pulir aristas, crecer.
6. Así es como aprendí a sonreír y a ser tolerante con la gente. La ligereza y la paciencia no vinieron naturalmente; las cultivé con esfuerzo.
7. Gracias a esto logré rodearme de buenas personas que me quieren y creen en mí. Las relaciones que tengo hoy son el reflejo del trabajo interior que he hecho.
El amor propio imperfecto
Al final, tal vez amarme no significa pensar que soy perfecta, sino reconocer que estoy haciendo el trabajo de ser mejor. Que tengo sombras, sí, pero también tengo la valentía de mirarlas de frente. Y eso, en sí mismo, es una razón suficiente para amarme.
Agradezco esta dificultad para responder, porque me obligó a buscar más profundo y encontrar razones reales, no respuestas bonitas y superficiales.
Agnesi,

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