Mis 90 días de gratitud | Día 41: Cosas que hice siendo adolescente y que me han hecho sentir orgullosa

Cosas que hice siendo adolescente y que me hacen sentir orgullosa

Cuando miro hacia atrás y pienso en mi adolescencia, hay algo que destaca por encima de todo y que me llena de orgullo: siempre estuve consciente del esfuerzo que mis padres, especialmente mi madre, hacían para que tuviéramos una buena vida. No era solo sobre tener comida en la mesa o un techo, era entender el peso real de su sacrificio.

Desde temprana edad comprendí que detrás de cada plato de comida, cada uniforme escolar y cada oportunidad que tuve, había horas de trabajo, cansancio y decisiones difíciles. Mientras muchos de mis compañeros daban por sentado lo que tenían, yo veía con claridad las limitaciones económicas de mi familia y el esfuerzo constante que hacían para ofrecernos dignidad, educación y bienestar.

Esa conciencia me hizo valorar cada cosa de manera diferente. No pedía caprichos innecesarios, cuidaba mis pertenencias, aprovechaba las oportunidades educativas que tenía y trataba de no generar gastos extra. No lo hacía desde el miedo o la culpa, sino desde un profundo respeto y gratitud por lo que mis padres estaban construyendo para nosotros.

Hoy, siendo adulta, me siento inmensamente orgullosa de haber tenido esa madurez emocional a tan temprana edad. Esa capacidad de ver más allá de mis propias necesidades y reconocer el esfuerzo de otros me formó como persona. Me enseñó empatía, gratitud y el verdadero valor de las cosas.

Agradezco profundamente haber sido esa adolescente consciente, porque esa cualidad me ha acompañado toda la vida y ha definido la forma en que me relaciono con el mundo, con las personas que amo y con mis propios recursos. Fue uno de los mejores regalos que pude darme a mí misma: la capacidad de apreciar lo que tenía mientras lo tenía.


Agnesi,



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